Estamos con los recuerdos...

-???

Carlos y Nico tenían esa mala costumbre de ocasionar disturbios en el barrio. Carlos era de una familia bien posicionada, pero Nico, a quien lo apodaban el gitano en ese momento, solo me traía problemas. Nuestra familia tenía que disputar luego con eso, siempre.
Uno de esos tantos días, ellos vinieron corriendo, con un estuche de cuero, de forma rectangular, muy pequeño.
-¿De dónde sacaron eso?-pregunté, ya irritado de antemano, previendo los futuros problemas.
-Lo encontramos por ahi...-dijo, como siempre solía hacerlo, frente a una de sus usuales travesuras, Nico.
-Vamos, Nico, tenemos que ver cómo repartir...-comenzó a decir Carlos, tratando de hablar lo menos posible.
-Retírense de mi vista... no quiero ahora dolores de cabeza. Pero si robaron eso de algún lado... me aseguraré que lo devuelvan después-dije, ya cansado-ahora, déjenme seguir entrenando tranquilo.
Rápidamente se retiraron... sabía que algo habían hecho, pero ahora estaba ocupado. Nico y yo éramos hermanos, huérfanos. Nuestros padres, habían muerto en un incendio, consumidos por el fuego y el humo, cuando éramos muy chicos. Los únicos sobrevivientes habíamos sido justamente nosotros dos. Había maldecido haber sobrevivido... pero para nuestra suerte, el hermano de nuestra madre, nos dio un nuevo hogar donde vivir; nos brindó la calidez propia de un padre.
Si bien era de condición humilde, para poder olvidar aquel mal momento, él nos enseñó sus conocimientos sobre el manejo de los sables, y sobre algún arte marcial, que él había creado. Era la forma a través de la cual podíamos relajarnos, y tranquilizarnos... pero Nico no podía con su genio, y se juntaba con Carlos, un amigo que había conocido poco después que llegamos a la nueva casa, y ocasianoaba disturbios. Carlos también practicaba con nosotros, si bien su familia pensaba que éramos mala influencia...
Era un día lluvioso, y oscuro. No sabía qué era todavía eso que Carlos y Nico tenían del estuche... y no lo sabría hasta varios años después. La lluvia cortaba mi rostro, ese día, cuando dos personas entraron a la casa, tirando la puerta abajo.
-¡Ustedes, váyanse!-gritó nuestro tío, hacia nosotros-¡pueden llevarse lo que quieran, pero retírense luego!-repitió. Él era muy pacífico, apenas peleaba... solo le servía para meditar las prácticas. Nosotros corrimos, pero no pude escapar como él dijo... terminando mirando lo que sucedía desde lejos.
-No podemos dejar cabos sueltos... Jahob, andá por los chicos-dijo, un hombre alto, de negro, cuyos ojos muertos jamás podría olvidar.
-Bien, como quieras, Gabi...-dijo el otro, de altura más baja, algo de barba, también de negro, caminando hacia la puerta por la que estábamos escapando.
-No lo permitiré-dijo nuestro maestro, abalanzándose hacia el tal Jahob. El hombre alto, de ojos muertos, acaso con una velocidad exagerada, lo detuvo, y lo arrojó contra la pared.
-¡No!-grité, y con mi sable de bambú salté para defenderlo. El tal Jahob retuvo el ataque, golpeándome contra la pared.
-¿Te hacés el malo? ¡acá tenés!-dijo, dándome un golpe en la cara, que pude evitar. Con mi sable, conseguí golpearlo con odio en su mano, pegando el hombre un gritó, y proseguí así, tratando de dejarlo sin defensa.
-¡No, Román, corré!-dijo, de vuelta él, volviéndose a parar, herido.
-No hay sentido en esto...-dijo de vuelta el hombre de ojos muertos, mirando el reloj que tenía en su muñeca-si quiere intentar algo nuevo... espero.
Mi maestro tomó su katana, que si era de verdad, y dirigió sus ataques al gigante. Los mismos eran inútiles... el hombre de negro los eludía, con una precisión increíble. Por mi cuenta, Jahob se había vuelto a levantar, dándome una patada que bien no pude bloquear... pero contrataqué, partiendo mi sable de bambú en su cabeza, cayendo él de vuelta, con la cabeza ensangrentada, inconsciente. En el acto, me tiré contra el gigante, pero fue inútil; rápidamente me bloqueó, torció el brazo, y me tiró al piso.
-¡Dije que te fueras!-volvió a gritar, tratando de atacar al ''invencible''.
-Basta...-dijo, trabando el sable de mi tío; hizo un movimiento con sus manos, por el cual el sable dio vueltas en el aire, y cayó en sus manos. Finalmente, efectuó un veloz corte, hiriendo mortalmente a mi tío, cayendo lentamente al piso. Acto seguido, dejó caer el sable al suelo.
-¡No!-grité, inútilmente, en el piso, inmóvil por el daño.
-Lo... lamento... Román... no... pude
-Todo esto era innecesario, señor-dijo el gigante, de negro, de ojos muertos-no hacía falta derramar tanta sangre...-hubo una explosión, cayendo parte de las paredes de la casa, incenciándose todo-ahora es necesario borrar todo esto del mapa
El hombre comenzó a caminar hacia él. Sus pisadas resonaban infinitamente, y una sonrisa maldita, desagradable, empezó a generarse en su rostro. Ya frente a él, tomó un revólver que portaba, y comenzó a jugar entre sus manos con el mismo. Las gotas de agua de la lluvia golpeaban intensamente los restos de todo, ahora en llamas, pero el gigante parecía inmutable. Una luna llena, cubierta de nubes, cubría el cielo. El gigante parecía estar mirando con sus ojos muertos aquel espectáculo celeste.
-Chico, en este mundo, existen solo dos tipos de personas...-decía, jugando con el arma, hasta luego tenerla fija en la mano-aquellas que conocen bien sus neurosis, y aquellas que no... usted, señor, es del segundo tipo...
Hubo un disparo, y esa maldita sonrisa. Sus ojos muertos posaban sobre el cuerpo de mi tío, y seguía sonriendo. Grité, pero no se si salió un grito, no se si algo pude emitir.
-Yo ayudo a aquellas del primer tipo... les brindo mis servicios... las saco afuera... me caés bien, chico-decía, siguiendo caminando, ahora hacia mi. En ese momento, me arrojó el revólver, que él tenía, a mis manos-ahi tenés... ahora te doy la oportunidad de elegir de qué lado estás... es toda tuya el arma-decía, todavía sonriendo. Tomé el arma, y quise disparar... el odio me invadía, me consumía, mis lágrimas cubrían mi rostro... temblaba... estaba apuntando, pero no pude, no pude apretar el gatillo... ¡no pude!
-Jajajajajaja... como lo pensé... todavía no estás preparado... dijo-acercándose, tomando de vuelta de mis manos el revólver-pero no importa, vas a poder prepararte. Jahob, creo que aquí termina tu trabajo-dijo, ahora dirigiéndose al hombre que herí.
-¿Qué? Pero eso no es lo que acordamos, Gabi... ¡perdón, puedo buscar a los chicos, dame otra chance!-decía, temblando, el hombre, arrastrándose sobre el piso.
-No es eso... simplemente, te voy a sacar ahora... como tuve que hacerlo, hace mucho-dijo, volviendo a jugar con el revólver. De golpe, la misma sonrisa se le dibujo en el rostro, y efectuó un disparo.
-¡¿Por qué...?!... ¡¿por qué hace esto?!-grité, si es que salió eso de mi boca.
-¿Tu nombre era Román, no? No es un digno nombre para ti... ahora, te voy a dar otra posibilidad, te voy a permitir salir al otro lado-decía, sonriendo. La lluvia se intensificaba, las llamas ardían más, la luna parecía brillar, él parecía hacerse aún más grande de tamaño, su voz resonaba. Tomó de vuelta la katana de mi tío, y se puso a jugar con ella-para llegar lejos, hay que saber entender esa neurosis propia de cada uno. Vos todavía estás lejos... pero pareces interesante. Por ello, te voy a dar un nuevo nombre-con la katana, hizo un veloz corte en el aire, a través del cual cortó parte de mi rostro, superficialmente, dejándolo ahora cubierto de sangre. Grité, pero nadie parecía escuchar, aún cuando lo hice con todas mis fuerzas-esta será ahora tu marca de nacimiento. Te he dado una nueva vida... Ya no vas a ser más Román. Vas a volver a nacer, hoy, con esta luna brillante bendiciéndote... de ahora en más, pasarás a ser Fenrir, el lobo que espera el Ragnarök, para poner fin a la vida de Odín. Pero deberá permanecer ese nombre en las sombras, hasta que salgás hacia afuera, para el momento del Ragnarök. Por ello, hasta ese momento, las letras serán permutadas, y te apodarás Enrirf. La luna te protegerá hasta ese momento... Esta katana, tenía un dueño que no era suficientemente digno... ahora será tuya-dijo, arrojándola a mis manos-cuando el momento llegue, Enrirf, nos volveremos a cruzar, desde el otro lado, para ese entonces, con tu neurosis ya aceptada y disfrutada-terminó de hablar, miró con sus ojos muertos su reloj, y volvió a sonreir-ya es muy tarde. Gracias por el bello momento; conservá esa katana... y también este revólver-dijo, arrojando a mis manos de nuevo, ese maldito revólver que no pude disparar-te será útil... hasta el día que nos volvamos a encontrar, cuando estés listo para salir hacia afuera. Hasta ese entonces... Victor Blaine, a tu servicio...-repitió, sonríendo, y luego retirándose por lo que quedaba de puerta de la casa, tras la explosión. caminando lentamente, pero pronunciando su pisada.
Estaba solo, entre las llamas, con la lluvia golpeando fuerte, la luna brillando intensamente, un brazo roto, y el rostro lleno de sangre... ¿por qué tenía que haber vuelto a sobrevivir, y de esta manera? Y me había dejado la katana de mi tío... y su revólver... ahora no me importaba el estuche, Nico o Carlos... solo tenía en mi cabeza dos palabras... un solo nombre... que recordaría hasta el final de los tiempos... Victor Blaine...
...
-¿Lönnrot, sucede algo? No veo que estés muy viendo-dijo Eduardo.
-Tan solo un recuerdo... como el tuyo de Pablo. Prosigamos-dije, acaso, con alguna lágrima en el ojo izquierdo, que pude secar, velozmente.

(Alrededor de la 1:00 am, algún Viernes a mitad de la noche, algún lugar)

-A veces no lo entiendo, simplemente no logro hacerlo.. siempre estuve meditando sobre el tiempo, sobre su forma lenta de ser cuando anhelo algo, y su modo tan veloz de moverse cuando quiero que algo se quede así como está, como sucede ahora. No puedo entender como la luna apenas teñida entre nubes es capaz de dejarlo todo intacto, detener el tiempo..
(Un animal en la obscuridad se acerca)
-Eh?, Acaso.. un lobo?
(El animal nota la reacción, se acerca tenso.. su cola está recta)
-Vamos, déjame!, vete!
(Se agacha, está preparado para atacar)
-No voy a poder escapar, me va a atrapar, será mejor que me vaya..
(Levanta las orejas, eriza el pelaje, gruñe)
-No, no.. no me lastimes..
Él intenta salir corriendo, está muy nervioso y no pone cuidado en lo que hace. De repente, alguien lo detiene por detrás, tomándolo por la espalda y rodeando su cuello.
-Miedo, eh?, tenés que tener más confianza en tí mismo..
-Qué?!.. Qué sucede?.. qui... quién eres?
-Tranquilo Fenrir!
El animal bajó el cuerpo y echó las orejas hacia atrás. Comenzó a lamerse el hocico.
-La gente.. bueno, la gente muere muy seguido en todas partes. En donde sea, a tu alrededor, la vida de todos y cada uno depende de algo tan delicado, algo tan frágil.. Sístole y Diástole.. Basta que alguna de estas ternuras se detenga lo suficiente para que.. Tac!, (aumentó la presión que ejercía sobre él), Sabes por qué sigo con vida?, hay algo que tenemos en común.. (acercó su rostro al oído de quién sostenía) -No tenemos corazón.. tú y yo somos.. eternos.
-De.. de qué hablas?, no... agh!- (el extraño hizo más fuerza con sus brazos, dejándolo sin palabras)
-Siempre quieren hablar, gritar, dudar.. siempre quieren hacer sus malditas preguntas.. por qué no te callas?!!.. en fín, mis disculpas, mi padre fue algo duro conmigo desde pequeño y.. bueno, creo que heredé su personalidad, jajaj
-agh..
-Aún no entiendes, no?.. es tan lindo cuando les pasa eso.. tienen todo ante sus ojos y creen que están perdidos, que no saben nada.. no te preocupes, te falta.. madurez..
De repente el extraño sintió que algo estaba mal.
-Vamos Ismael, acaso querés que te lastime aún más?, te esfuerzas demasiado..
Una sutil sonrisa se hizo presente en el rostro de este último. En sus ojos aparecía un parpadeo muy característico y no pasó mucho hasta que el extraño sintió que no podría retenerlo más. El lobo se puso de pie mientras su dueño caía de espaldas.
-Vaya vaya vaya.. qué tenemos aquí?
-Interesante, de hecho, muy interesante..
El lobo se había agachado, estaba por atacar.
-Fenrir!, no te atrevas..
El animal se sentó de nuevo, apuntaba con el hocico a su dueño.
-Aaaah, pero que linda noche de luna.. te gusta como se oye?
-Jajaja.. ya veo..
-Ver?, eso es algo que dudo.. qué tienes en los ojos?, pareciera que han muerto hace un tiempo.
-Muerto?, ellos.. si, dejaron de latir hace un tiempo..
-Mírala, no te parece bonita?
Se había sentado en la tierra algo húmeda, siendo ya inminente la lluvia.
-Luna, nubes, lluvia.. solo falta..
Se quedó sentado, inmóvil. Las gotas de lluvia parecían ignorar su presencia, y estaban atravesado su cuerpo lentamente. Muy cerca, a un lado, el extraño se acomodaba de la caída, mientras que iba dibujando una nueva sonrisa con la ayuda de sus labios. Fenrir simplemente se quedaba en su lugar, pues el agua ya no le molestaba.

(Este episodio sucedió un poco antes, cuando Romalen estaba cuestionando a Ariel)

-¿Dónde está él?-preguntó Romalen, aún con la mano en el cuello de Ariel, apretando cada vez más fuerte.
-J-j-jajaj...ja-río frenéticamente Ariel-muy... cerca...
La puerta cedió, y el gigante llegó. Romalen soltó a Ariel, y en un intento de reaccionar velozmente, sacó su P226. Pero él era muy superior en velocidad, tomó el brazo de Romalen, lo desarmó, y lo arrojó en el aire, contra la pared. Al caer, el ruido pareció hacer temblar todo el edificio.
-Ah...un... poco... tarde... ¿no te parece?-dijo Ariel, reincorporándose.
-Hago lo posible. Lamento la tardanza. Tuve que arreglar algo para Pablo...
-Ah... ¡no te permitiré que te salgas con esta!-gritó Romalen, sacando una daga de su bolsillo, y arrojándosela al gigante, quien gracias a sus reflejos, la detuvo con su mano, sin cortarse.
-Buen intento-dijo Blaine-pero inútil-arrojando la daga al suelo
-Es... imposible... ¿cómo...?-decía Romalen, sin poder contener la sorpresa.
-Blaine, terminá con esto...
-No, no lo voy a matar. Le voy a dar una chance, de buscarme-dijo, y con enorme velocidad, se abalanzó sobre Romalen, lo tomó del cuello, y comenzó a hacer fuerza. Romalen no podía respirar, se sentía débil, perdía la vista, la audición-¿lo ves...? esto es profundamente bello... te voy a estar esperando allí, donde todo empieza y termina... afuera. Mantené esa moneda, que todavía guardás... esa será tu invitación-decía, ahora, sonriendo cruelmente, con una satisfacción diabólica, Blaine, apretando cada vez más fuerte.
...
Estaba en la cama del departamento, Romalen, reposando. Se sentía algo débil, pero vivía. Un ardor en el pecho sentía, un ardor conocido... a su lado, se hallaba ella, la Señorita Pequeña.
-ya estás bien, Remi, parece-dijo su familiar voz.
-¡¿dónde estoy?!-dijo, sentándose en la cama-¡Ariel y Blaine...!
-Basta, Remi, olvidate de eso... descansá. Olvidate de todo esto, dejá la moneda... no sigás más...
-No, debo irme-dijo, evitando siempre mirar a los ojos a la Señorita Pequeña-él... y todo... BIS... tengo que ir-dijo, pero al tratar de moverse, sintió un profundo dolor, proveniente del ataque de Blaine.
-¿Por qué seguís con eso de BIS...? No vale la pena. Dejá esto... realmente no vale mucho...
-No... la companía... tengo que volver... alejate-dijo, sintiendo el profundo dolor en el pecho. Ella le acarició suavemente su rostro, con sus cálidas manos.
-Remi... dejá la moneda. El Infinito es el último lugar... si lo pisás, no vas a poder salir... tu destino va a quedar sellado. ¿Realmente querés volver a ver a Enrirf y a Blaine?
-¡Alejate! No me importa lo que digas. Estás con Blaine, como siempre. Cuando puedas deshacerte de mi, lo vas a hacer-dijo, gritándola a los ojos. Ella sacó un révólver y se lo puso en la frente.
-Remi... por favor... dejá la moneda... sino, voy a tener que matarte... por favor...-decía, casi suplicando. Romalen no tenía palabras, no tenía dudas acerca de su determinación.
-Si tenés que matarme ahora... hacelo.
-Remi...-dijo ella, cayendo lágrimas puras de sus ojos. Luego se levantó, y se dirigió hacia la puerta, y guardó su revólver-Remi, todos los invitados a El Infinito, tienen una moneda... vos tenés una, pero también Pablo y Enrirf.
-...
-Y yo también tengo una moneda-dijo, mostrando la moneda de latón-... esto significará que cuando pises El Infinito, nos volveremos a ver, pero esa vez solo uno de nosotros vivirá... el otro morirá... tendré que matarte... ¿tanto querés seguir con esto?
-...
-Como quieras... allí te estaré esperando entonces, Remi. Al menos, podré volver a verte... aunque sea una última vez más. Hasta ese entonces-dijo la señorita pequeña, secándose las lágrimas de sus ojos, y retirándose.
Romalen se hallaba sentado, en la cama, callado, mudo. Podía elegir olvidar todo, olvidar el algoritmo, a Enrirf, a Blaine... a la Señorita Pequeña... todo. Pero la moneda parecía condenarlo... miró su moneda, y pudo leer las palabras:
la pasión alimenta la venganza
Guardando la moneda, se levantó, y salió del departamento.

Eduardo:


Seguia caminando a la par de Lönnrot...entonces tuve la idea loca de desaparecer...porq? no lo sé...él me resultaba demasiado familiar,y ahora actuaba un tanto sobreprotectivo...lo alcanzaría despues,no podia perder tiempo solamente caminando,tenia q hacer algo sobre lo q estaba sucediendo...la destrucción de la companía(o al menos su estructura física), el descubrir q Pablo era mi hermano...no era para quedarse con los brazos cruzados...

Sin que lo notara me escabullí en el bosque por el cual ahora estabamos transitando...lo dejé hablando solo,me dio un tanto de lástima,lo vi entrar en pánico y palpear muchas veces su bolsillo como amenazando con sacar su katana. Luego se alejó en otra dirección corriendo.
Ahora estaba solo en el bosque, palpié mi bolsillo y misteriosamente encontré un aparato electrónico q la companía me habia dado...parecia contener alguna especie de código para hacerlo funcionar....JA! adivino...es un algoritmo q necesito completar.Típico de Pablo.
Llamé a los flashes pero estos no vinieron...que pasaba? el enterarme que Pablo parecía haber alterado mi capacidad para resolverlos, porq los flashes no llegaban....entonces empezé a recordar otra vez ese asqueroso momento con el tipo de la sierra eléctrica...
Concentré y puse todo mi empeño en olvidar eso...entonces tuve un flash leve...parece q efectivamente estaba en lo cierto sobre esos pensamientos molestando mi capacidad....pude resolver mitad del algoritmo,lo q me reveló mitad del tablero electrónico donde ahora titilaban 2 puntos...uno plateado,y uno de color bronce....
Que raro,son losmismos colores que las monedas...por la mitad del tablero se veia lamitad de uno q parecía ser el de oro...
Pero de donde era ese tablero? que era? un mapa? y si era un mapa...de donde?
di vuelta el tablero...encontré un artefacto similiar a un rastreador...Lönnrot,nunca me pierdes pisada...

Antes que nada, Exequiel al menos se encuentra en un viaje a Grecia. No se si Wilson o Diakkari habrán confirmado su presencia, pero bueno, eso es lo que se sabe. Ahora si, con el post:

-Enrirf:

Seguíamos caminando. Nos fuimos de la Biblioteca, porque tenía que mostrarle a Eduardo lo que estaba recordando él poco a poco. Se trató de escapar, acción que no permitiría. Tenía que llevar a cabo mi objetivo.
-¿Por qué actuás como si fueras un guardián, Lönnrot?
-...ese es mi objetivo-contesté fríamente. Notaba que ya le resultaba familiar. No faltaba mucho...
Tras terminar de recorrer el bosque, llegamos a una casa, pequeña, con unos largos jardines.
-¿Te dice algo este lugar, Eduardo?
-Es... igual a la imagen que vi... ¿aquí es dónde...?
No respondí, tan solo seguí caminando. La casa estaba consumida por el tiempo, destruída. El viento soplaba, haciendo que las hojas de los árboles se movieran, produciendo un singular y resonante sonido en todo el bosque. Frente a los restos del lugar, ahora estábamos.
-No... no quiero entrar, Lönnrot... este lugar...
-Aquí se encuentra parte de tu pasado, de tu presente y de tu futuro. Es necesario que lo aceptes.
Con algo de miedo, con algo de curiosidad, confundido, Eduardo atravesó lo que quedaba de la puerta de su casa. Seguí sus pasos, para evitar cualquier tipo de complicaciones. Subió unas escaleras, hasta el segundo piso. Un cuerpo se hallaba sentado en una silla, consumido hasta los huesos por el tiempo.
-Esto... son los restos de una persona...
-Eduardo, hay un estuche entre las manos de esa persona. Miralo. Vos sos el único que debe mirar el interior del mismo
-¿Por qué...?
-Andá. No te puedo decir todo.
Eduardo caminó hacia el cuerpo, sacó de las manos del cuerpo el estuche, y lo colocó sobre la mesa. Su memoria en este momento débía estar volviendo... casi sin pensarlo, con sus manos, tomó la tapa del estuche, y lo abrió. Había una foto, una foto preservada irónicamente por el tiempo. Eduardo la miró fijo... era una foto de hacía 10 años atrás.
-Esto... este soy yo, de chico... este es Pablo, más joven...
-Tu hermano, en efecto
-Y estas personas... una de ellas sos vos, ¿no?-dijo, señalando un joven de alrededor de 23 años-vos estabas en ese momento...
-Si...-dije, sin muchas palabras.
-Y estos dos... una es mi madre... y el otro... es el tipo de la sierra... ¿quién es? ¿qué hace en esta foto?-decía, con sus manos temblando. No tenía palabras para responder a esa pregunta.
-Da vuelta la foto... hay algo escrito detrás...
Eduardo miró el reverso de la foto, y encontró una dedicatoria... ''si estás leyendo esto... es porque Lönnrot consiguió mantener su palabra. Me odio a mi mismo... por culpa mía, tu padre terminó loco, y llevó a cabo un acto atroz...tuve que haber sido mejor con él... ahora, vos y Pablo cargan en sus hombros el fin de la Organización... si fuera por mi, la hubiera tratado de destruir, pero no pude. Creo que es imposible, ponerle fin, sin caer en consecuencias monstruosas mundiales. Por favor, no culpes a Pablo por sus actos; él trata de llevar a cabo lo que yo no pude. Tampoco culpes a tu padre, que trató de buscar una manera de liberarlos de este inevitable destino, aún de la manera más violenta posible, ni a Lönnrot, que solo cumple una promesa que me hizo... solo te pido que sigas los pasos de Lönnrot un poco más, y le agradezcas por la molestia. No pido perdón, solo que me escuches... una última vez... atentamente, Andrew Schaulder, tu abuelo''.
Eduardo había quedado mudo. Tal vez... era demasiado pronto. Pero tenía que cumplir con mi promesa. Ahora debía estar recordando todo, absolutamente todo, tal vez.
-El cuerpo que ves... es lo que queda todabía de Andrew Schaulder, tu abuelo.
-El hombre de la sierra... era entonces...
-El de la foto... tu padre.
-¿Por qué? ¡¿Qué valía tanto para matar a mi madre?! ¡¿Por qué nos quizo matar?! ¡¿Cuál es el maldito fin de la organización?!-gritaba Eduardo, con odio, desilusión, y una mezcla de sensaciones-¿¡y todos estos algoritmos que completo, o cosas así... cuál es su fin!?
-Ponerle fin a la companía... ese es el fin de BIS, Blessed Integral Solution-dijo una voz, distante.
-¡Esa voz....! ¡Eduardo, cuidado!-grité. Eduardo estaba confundido, y apenas parecía escucharme.
-Dejalo que termine de aceptar todo, Román... además, no se cuánto le queda de vida. Blaine ya está aquí, después de todo.
En ese instante, un hombre entró por la puerta que daba al pequeño cuarto.
-... quiere decir que Pablo ya está aquí-dijo Eduardo.
-Pablo... jajajaja... no tengo idea. No vine con Pablo.
-Carlos, como lo sospeché... estabas trabajando con Blaine. No tenés ningún tipo de honor-dije, con desprecio.
-¿Honor? ¿de qué estás hablando Román? ¿no sos vos el que traicionó a Pablo, destruyendo una de las edificaciones?
-No ataqué a Pablo... a él ya le mostré lo que le enseñé a Eduardo. Y ahora faltaba él... mi objetivo era mostrarles la verdad, y después, que ellos tomaran una decisión.
-Jajajaja... sos un imbécil. A mi no me importa para quién trabaje... Agnitio Absonditus, la Companía, Blaine... es tan solo todo un medio para hacer lo que quiero.
-Ahora sos tan solo una máquina de matar... como todo lo que toca Blaine-dije, sonriendo-no soy quién para hablar, tampoco, pero conservo mis ideas intactas.
-Basta de charla. No estamos para esto.
-Eduardo, corré. No es el momento que me cuestiones. ¡Corré!-dije. Eduardo corrió, pasando cerca de Carlos, el cual apenas se inmutó. Claramente, no se atrevería a efectuar un movimiento inútil, que pudiera darle muerte.
-Bien... ahora que está lejos, no habrá necesidad de contenernos.
-Nunca pensé en hacerlo... Carlos, o , o como prefieras. Pondré fin a tu existencia ahora-dije, preparando mi revólver.
-¡Bien! ¡Qué así sea entonces! ¡Vamos, Fenrir, no me decepciones!-exclamó, sacando su adorado revólver con silenciador-ahhh... ¿no lo sientes? una delgada lluvia nos cubre... jajajaja... parece que a la historia le gustan estas simetrías, ¿no?
-Si, definitivamente...-dije.

La mirada de cada uno recorría al otro minuciosamente en busca de detalles, información, algo que mostrara cual sería el siguiente moviemiento, un error.. Era difícil estar seguro, cualquiera hubiese dicho que temblaban. Sin embargo, ellos sabían bien que no era más que sudor, esa sustancia parecida al suero que los acompañaba en momentos como este. Pensar?, para qué?, era momento de actuar, de mostrar lo que habían aprendido, de hacer valer tanto trabajo, todo el esfuerzo que habían hecho, y de aprovechar al máximo la posibilidad que se les había dado, darse una oportunidad a sí mismos. Cada uno recordaba bien lo que él les había dicho:
"Oportunidad.. es una linda palabra, no creen?, han contado alguna vez cada una de sus letras?.. Mirense hoy los unos a los otros, miren a quien tienen a su lado: 11 compañeros listos para cumplir su objetivo, un objetivo común. Miedo?, eso es precisamente lo que los hace fuertes: ustedes conocen el miedo, y lo conocen más que nadie. Quiero que ese día cuenten las letras y en cada una miren a quien tienen a su lado, sepan que la palabra puede ser pronunciada, escrita, e incluso recordada en aquellos que mucho tiempo después crean tener la fortuna de seguir con vida, porque oportunidades hubo, hay y habrá muchas, tantas como se quiera, y aún tantas como no quieran.. pero en cuanto se hagan con una, en cuanto consigan hacer lo que hoy se les comunica que deben hacer, ahí habrán marcado la diferencia. Señores: hoy les ofresco la oportunidad de darse una oportunidad, muestren a todo aquel que se atreva a mirarlos a los ojos que ustedes son un equipo, y que como tal, no están dispuestos a ceder ante nada. Miedo?, miedo.. eso es solo el comienzo.. denle un final feliz a todo esto, no me defrauden.."
El momento estaba cerca. Ahora la concentración llegaba a tal punto que ni siquiera reconocían a sus ojos el derecho a pestañear. Estaban listos.

Ariel estaba sentado jugando con sus dedos. Jugaba a flexionar toda articulación que encontrase, a mirar sus nudillos y comtemplar las marcas que aparecían en ellos. La puerta se abrió y todo el grupo, una vez más, entró.
-Así que vamos de nuevo, eh? - dijo el capitán - veo que te gustan las repeticiones..
-A veces.. en otras me ahogan y suelo no soportarlas mucho. (Había dejado de jugar, había levantado la mirada, y hasta había comenzado a sonreir).
-Qué crees?, que somos idiotas?, tenemos información, sabemos que eres un enfermo sádico al que todo le importa un carajo. Sabemos a quienes mataste, sabemos lo que has estado investigando, y aún mejor, sabemos como piensas, lo que sabes..
-Ah?, ya veo..
-Tenemos órdenes de atraparte, como lo ha sido antes, pero.. hay una pequeña diferencia, hoy se nos permite matarte.
(Se acercaban cada vez más, y el pasillo que separaba a los recién llegados de su anfitrión se hacía más corto con cada segundo que pasaba)
-Pablito clavó un clavito.. qué clavito clavó Pab..
Estaban cerca ya, aunque era demasiado tarde. El aceite hirviendo caía hacía ellos en las primeras líneas, haciendo retrasar a quienes venían detrás.
-Lo que otrora han hecho será olvidado.. quedan perdonados!
A los lados, varias cargas de perdigones eran disparadas derribando un gran número de agentes.
-Tambores!
El sonido de los redoblantes se hizo presente en el lugar, y una lluvia definitiva de disparos acabó con casi todos los del grupo asaltante, dejando tan solo a un par de ellos con aire en los pulmones.
-La función ha llegado a su fín, ustedes son.. son mis palomas mensajeras.. voy a ser breve en esta ocasión. Hay 2 cosas que pueden hacer:
Pueden quedarse allí donde están, inmóviles y asustados, y recibir un disparo donde más les guste.. ó.. pueden salir corriendo ahora, volver en sus cochecitos a casa, y decirle a Pablito que Ariel quiere jugar con él.. me apetece una partida de ajedrez.. aunque no le parezca, yo juego con blancas. Qué deciden?
Uno de los agentes salió inmediatamente del lugar, mientras que el otro apenas se arrastraba hacía la puerta..
-Ven?, por eso siempre hago las cosas pares..
La bala perforó su cabeza desde un lado sin que se le diera tiempo a gritar.
-Es donde más les gusta a todos.. Compañeros!, bienvenidos a mi jaula. Disfruten la estadía..

Pablo se hallaba sentado, en algún pedazo de baldosa, de lo que quedaba del hotel donde el equipo había atacado. A su lado, el cuerpo de un falsante, y parado frente a él, quien había sido objetivo.
-Es increíble... pensé que te tenía acorralado... pero resultó que usaste eso a favor tuyo. Ahora, la sede de la organización ya no existe, y uno de mis mejores equipos especiales ha perecido en su totalidad-decía Pablo, inclinado, mirando el piso.
-Los Schaulder siempre me cayeron bien. No solo ingenuos, sino que un orgullo inquebrantable poseen. Sos verdaderamente merecedor de la moneda de platino-dijo, mirando la luna, Blaine.
-¿Conociste a mi abuelo? ¿Cuántos años se supone que tenés?-decía Pablo, mirando el révólver que aún portaba.
-Los suficientes como para que mis ojos puedan apreciar el bello espectáculo que muestra la flama de la vida al extinguirse-dijo, riendo Blaine.
-Es irónico... había cargado mi revólver con tan solo una bala. Una única bala para matarte... y la desperdicié. Ahora no puedo dispararte, aún con mi revólver apuntándote en la espalda... jajaja, ''orgullo''... creo que es la mejor manera de describirme.
-Las piezas ya están alineadas... ¿eso lo viste ya, no? ¿ese no era tu objetivo?
-Si, pero no tiene el mismo fin Ariel. No se qué busca, ni para qué quiere usar a BIS... ni tampoco se por qué lo ayudás-terminó de decir Pablo, pensativo, jugando con el revólver.
-¿Ayudarlo? Ariel no necesita de mi ayuda. Él puede cuidarse por su cuenta.
-Entonces, ¿qué buscás? no comprendo todavía. ¿Por qué te metés en todo esto?
-¿Vos qué buscás? perdiste todo lo que construíste... traicionaste a tus seguidores, y te han traicionado a tu numerosos agentes. Enrirf y son un ejemplo. ¿Podés seguir con esto? ¿Qué te queda?
-No me importa ya. Lönnrot tenía por fin llevar a Eduardo a sus orígenes... pero me fue muy útil. 51 no esperaba su traición, pero no importa. Solo puedo llevar a cabo lo que falta. Puedo destruir a Agnitio Absconditus con mis propias manos.
En ese momento, Blaine se giró, y lo miró a sus ojos, y sonrió, con esa oscura sonrisa que lo caracterizaba.
-¿Sabés lo que significa el fin de la organización, no? Es el ''fin'' del mundo como lo conocemos... ¿estás dispuesto a aceptar una carga tan pesada?
-Desde que inicié todo esto sabía las consecuencias... ahora respondeme; ¿qué sacás de todo esto? ¿querés al proyecto BIS? ¿o qué?-decía Pablo, irritado. Blaine largo una larga carcajada, frente al comentario.
-Si bien mis ojos han muerto, hace ya mucho tiempo atrás, aún disfruto ver cómo la historia progresa, y la sangre que se derrama para que ese progreso exista. Ese es mi único fin; ayudar a que esos engranajes estén suficientemente lubricados.
-Ja, lo esperaba... no te importa nada, ni los que te siguen... nada-dijo Pablo, con una sonrisa falsa. En ese instante, un agente de Pablo, llegó corriendo, temblando de miedo.
-¡Señor...! ¡No pudimos...! ¡no pudimos...!-decía el agente, con sudor en la frente, temblando.
-Calmate... ¿qué sucedió?-preguntó Pablo, esperando una respuesta trivial.
-¡Ariel...! Él... ¡es un monstruo! ¡mató a todos...! ¡nos...! ¡solo... yo...!
-¿Algo dijo? ¿te dio algún mensaje?-le volvió a preguntar al agente, mirándolo fijo a los ojos. El hombre, temblando, sentía cierta indignación al ver la tranquila respuesta de Pablo. Sin embargo, su profesionalismo estaba antes.
-dijo que lo esperaba Señor... que quería jugar con usted una partida de ajedrez... qué el sería las blancas...´
-Bien... has cumplido con tu misión entonces...-indicó Pablo, jugando con el revólver-podés descansar...
-señor... ¿a qué se refiere?
-...a que tenés un merecido descanso...-dijo Pablo, levantando el revólver, y disparando. La bala atravesó el cráneo del soldado, brotando un pequeño hilo de sangre, y cayendo el cuerpo del muerto. Blaine, frente al acto de Pablo, volvió a sonreir.
-jajaja, ¿no es que tenías una sola bala?
-Una sola bala... para atravesar tu cráneo, y una por si acaso. Detesto los números impares... y el dos es el único número primo par, así que esa cantidad de balas llevaba el revólver. Pensaba dispararte cuando te dieras la espalda, pero cambié de opinión, y le di un digno final al agente.
-Bien, Pablo, me agradás... iré partiendo. Espero ansioso la partida de ajedrez. Espero que no llegués tarde...-decía Blaine, caminando, dando la espalda a Pablo, que seguía jugando con el revólver-ah, un detalle. Si bien 2 es el único primo par, 3 es primo también, y es uno de los factores del primer número perfecto, , tu número favorito... tenelo en cuenta...-decía Blaine, de espaldas, ya lejos.
Pablo miró su revólver, y notó que la tercer y última bala, que tenía preparada, había desaparecido.
-Increíble... no se le escapa ningún detalle. Pero ya le daré fin a su vida, como también a la tuya, Ariel. No se qué busás todavía... pero no me importa. Aún tengo una carta más, para usar a mi favor... solo esperá. Solo me basta esperar que Lönnrot pueda proteger a Eduardo de Blaine, nada más....

Lönnrot estaba parado, junto a Eduardo. Eduardo estaba inmovil, con los ojos abiertos, llorosos. Blaine pasó junto a Lönnrot despacio, caminando. Él se quedó inmovil y no pudo reaccionar cuando él se acercó y ahogó a Eduardo con sus propias manos.

Cuánto hace que no se postea...

-Exequiel:

Gracias a los contactos de Daniel, conseguimos el viaje a Grecia... nuestro objetivo era una región aislada, en un bosque... allí debía estar el fin de esta locura... ¿qué sentido tenía venir hasta aquí? no tenía idea... pero no me importaba; tan solo quería entender qué sucedía.
-Este lugar... ¿aquí se supone que lo encontraremos? ¿En el medio de un bosque?-criticó Wilson.
-El Infinito... eso de lo que hablaba el diario... aquí debe hallarse... tal vez, esa sea la clave a nuestras preguntas.
-''Oportunidad''... esa palabra...-comenzó a pronunciar Diakkari, con una expresión de angustia.
-¿Oportunidad? ¿de qué hablás?-preguntó Wilson.
En ese instante, Diakkari paró de caminar, y quedó quieta, en el camino. Miraba fijo el piso, con una expresión de sorpresa, y terror.
-Son ''11 letras...'' y él, es el último 1, el ...
-¿Eh? pará... ¿qué estás tratando de decir?
-Que terminé de descifrar el juego de Ariel... y este, es el principio del juego. Wilson, Exequiel... esto es una trampa-dijo,tratando de mantenerse calmada.
-¿Una trampa? pará... ¿estás diciendo...?
-¡¿Por qué, Ariel?!-gritó, luego, mirando al frente, Diakkari. Como si hubiera invocado, un hombre escondido en la espesura del bosque, se acercó a nosotros. Sus manos temblaban, su sonrisa era demacrada, y cerraba y abría su ojo izquierdo frenéticamente. Ya a unos pies de nosotros, comenzó a aplaudir.
-¡Bravo! ¡Felicitaciones! ¡Nunca pensé que me decepcionarías, Dia!-gritaba intensamente el hombre.
-¿Quién es él? ¿y por qué está gritando?
-Wilson... este... es el hombre del aula 14...
-¡Ariel, abandoná esto!
-¿No sienten que está un poco frío...? Hace falta un poco de calor... señores, por favor, procedan-dijo, y acto seguido, un grupo de hombres, alrededor de 11, salió también de la espesura, y comenzó a incendiar el bosque.
-¡¿Qué está haciendo?!
-Ahora si... ¿no se siente un poco más cálido? Ah, no me presenté, perdonen mi mala educación; Dia ya me conoce, pero para ustedes, Ariel Simón Philips.
-Es una locura... ¿¡para qué todos estos juegos!? ¡¿y el simulacro de muerte?!-grité, sin poderme contenerme; sabía que estaba persiguiendo a un loco, ¡pero no pensaba que sería este psicópata! Me parecía una burla... desde los números, a la música. El miedo poco a poco parecía estar perdiéndolo; ahora tan solo ira quedaba.
-Ah... Exequiel... cierto. Divertido, ¿no? gracias a ti, Dia está aquí, Pablo ahora se dirige a su muerte, Eduardo está muerto, las monedas están juntas de nuevo... no puedo darte las suficientes gracias. Lo bello, es que Dia no te dijo nada, aún cuando lo sabía todo, o esencialmente todo.
-¿¡Es cierto eso!? ¡¿sabías que todo terminaría?!
-...
-Exe... no vas a conseguir nada gritando. Ya está...
En ese instante, Ariel sacó un revólver, apuntó alto y disparó. Acto seguido, Wilson cayó al piso, inmóvil. No tenía palabras para describir la situación, ni idea de qué hacer en el momento...
-¿Te habías olvidado de la invitación? Si involucrabas a personas de más, ellos tendrían que pagar la invitación al juego... con su vida... ¿no me digas que te olvidaste?
-...
-En fin... vamos marchando, Dia. El fin está cerca. En cuanto a ti, Exequiel, estás invitado, pero tienes que ir por tu cuenta.
...
De golpe, me hallaba tirado en el piso, con dolor en la cabeza. Lo único que recordaba, era un golpe con algo contundente en mi cabeza. Levanté la mirada, y no había rastro de Ariel, ni de los 11 hombres, ni de Wilson, ni de Diakkari. Estaba en una región en la que el bosque no estaba ardiendo, al menos ahora. En ese instante, noté que en mi mano tenía un arma de fuego cargada aparentemente, y una moneda, la moneda de oro, la misma moneda que me había dado. Pero tenía escritas unas palabras... la confianza revive el orgullo. Todo... las ideas... absolutamente todo había sido calculado para que yo hubiera pensado así. ''Libertad''... ahora sentía que era tan solo una ilusión. En el piso, había escrito un mensaje, en letra desprolija, y una flecha... ''el camino termina... donde el final empieza... 231''.
Sin nada que perder, sin nada que ganar, me levanté, guardé la moneda, preparé el arma, y comencé a caminar.

Ariel caminaba, y contemplaba el enorme piso hexagonal, dividido en seis secciones triangulares, que alternaban un color plateado y dorado, con un pequeño orificio circular en cada una ubicado en el baricentro del triángulo que delimitaba cada región. Las paredes estaban pintadas con tigres que cubrían todo, tigres dibujados con tigres, a su vez dibujados con tigres... el piso, debido a las rayas que parecían constituir números romanos, y otras que parecían agujas, era como un enorme reloj que marcaba las 11:05(tenía la aguja pequeña en el 11, y la aguja de los minutos en el 1). Ahora Ariel miraba una enorme y rígida puerta metálica, junto a Diakkari.
-El fin de la Biblioteca, no es otro que guardar lo que se halla detrás de la puerta... su nombre ha cambiado con los siglos... ahora se lo llama BIS, ''Blessed Integral Solution''... aunque la cifra sigue siendo lo que lo describe mejor. Jaja, lo gracioso es que si bien el nombre cambió, siempre se ocultó detrás de una mentira, que hacía mover a las personas... como verás, el ser humano tiene que creer en una mentira, para poder vivir, y desarrollarse. En este caso, ''el algoritmo generador de números primos'' fue oportuna...
-¿Para qué una mentira? ¿es necesario? ¿no es el hombre suficientemente fuerte?
Ariel largó una carcajada frente al comentario de Diakkari.
-Dia, por favor... ¿aún crees eso? ¿no lo has visto? La fortaleza no se adquiere fácilmente... el hombre se sumerge en la desgracia y la mentira, acaso, porque esa es su naturaleza. Blaine vive por su neurosis, como ahora yo... ¿pero Pablo? Eduardo murió; la única razón por la que siguió con todo es porque pensó que él, , podía desactivar a ... su muerte ahora, ¿qué le dejó? no tiene en qué más creer... tan solo en que existe una chance de detener todo. Exequiel también... ¿de dónde sacó la fortaleza para seguir investigando? de la triste ilusión de poder hallar algún patrón ridículo entre los números, los asesinatos, un espejo, la música, un diario y demás... creyó en esa mentira, aún con todas las fallas inmediatas que tenía... porque tenía que creer en algo... lo mismo con Enrirf y Romalen. Jajajaja, ¿acaso tu no eres igual, creyendo aún que tengo remedio? te valiste de esa ilusión para llegar hasta aquí... otra mentira.
-Ariel... pensé que algo quedaba de ti... del viejo Ariel, pero veo que estás consumido por esta ridícula obsesión. ¿¡Qué más vas a buscar!? ¿¡No viste ya suficiente!?-gritó Diakkari, con lágrimas en sus ojos.
-Jajajajajaja... ¿qué busco? Dia, por favor... ¿no ves que no hay un ''por qué''? ¿Qué sentido tiene que lo haya? No existe algo así como una realidad absoluta... que un hombre pueda manejar; dependen todas sus inferencias de las verdades que considera incuestionables... algo así como los axiomas que lo rigen, para decidir qué está bien o mal... el fin del ''231'', es tal vez, dar una aproximación a esa ''verdad absoluta''...
-¡No, Ariel, esto va más allá de la locura! ¡¿No ves todos los que murieron, y los que van a morir?! ¡¿No ves el sufrimiento que estás generando?!
-Jajajaja… acaso, ¿no es el dolor lo único de real que sentirán esas personas? Mis 11 hombres ya están ubicados… tengo un ‘‘juego’’ que empezar, una linda partida de ajedrez… lo lamento, pero tengo que irme. Disfruta del ‘‘final’’, Dia-decía Ariel, riendo, moviendo las manos frenéticamente, caminando en dirección a unas escaleras. Ya de espalda, Diakkari desenfundó un revólver que portaba, escondido, que había sacado de las manos de Ariel en un descuido de él, hacía poco, y apuntó a Ariel.
-No, Ariel… por favor, terminá todo. No voy a dejar que sigas…-decía llorando Diakkari. Ariel, inmóvil, reía sin parar.
-Jajajaja… increíble, ese descuido mío, ese abrazo… muy hábil, Dia… eso es lo que me agradó siempre de ti.
-¡Te voy a disparar! ¡Por favor, basta… no me obligues!
-Dia… he visto mi futuro, he visto mi muerte… se cómo voy a morir, y no es de esta forma. Dispara, si tienes que disparar-dijo Ariel, riendo.
-¡Por favor…!
-Jajaja… vamos, espero. ¡Tengo lugar para un tiro más!
-…
Diakkari trató de disparar, pero no hubo disparo; algo sucedió, y el revólver no disparó; aún después de apretar el gatillo numerosas veces. Ariel se acercó a ella, y tomó el arma de sus manos.
-Te lo dije, Dia-rió, y acto seguido, apuntó a la pared, y disparó con el revólver-se cómo va a terminar todo esto, y como voy a morir… y esta no es la manera, querida Dia… ahora, guarda este revólver, como un último regalo de mi parte, y úsalo, cuando lo creas necesario. Pronto, conocerás el … tan solo espera el un poco más.
Ariel se dio la vuelta, y volvió a su camino. Diakkari se desplomó contra el piso, arrodillada.
-Ariel… ¿qué paso con ese Ariel que conocía…?
-Ese Ariel… era Ismael… que no aceptaba la verdad. Era una parte aferrada al pasado. Pero ya murió, Dia. Jajajaja… tal vez, el fin de la mentira, sea ahora el fin de Diakkari, de la vieja Diakkari, y permita una nueva… tal vez nos veamos de vuelta, Dia, pero no lo aseguro. Adiós-dijo Ariel, retirándose del cuarto.
-Viví una mentira… gracioso-dijo Diakkari, mirando la moneda de bronce, el número 6299 y la frase ‘‘la obsesión intesifica la locura’’ escritos en la misma.

-Enrirf

-¿Podés verlo, Enrirf? este es el final de tu cadena como Lönnrot… ya podés abandonar ese nombre-decía Blaine, con su brazo en el cuello de Eduardo, ya sin ejercer más presión.
-¡Eduardo! ¡No!-grité, corriendo en dirección a Blaine. Frente a mi acción Carlos me detuvo efectuando un veloz corte con los dos sables que portaba y sabía manejar.
-¡No, Román! ¡No es así el juego! ¡Primero tenés que pasar por mi!-decía, riendo Carlos.
-¿Recuerdas las palabras que dije hace años, Enrirf? Falta poco, para que todas las cadenas se rompan… esperaré hasta ese momento-dijo, y soltó el cuerpo inmóvil de Eduardo, sonriendo-nos vemos después; espero verte pronto como Fenrir …-terminó de decir, con su maldita sonrisa, y se retiró.
-¡AHHH…! ¡Blaine, voy a hacerte pagar por esto! ¡Lo menos que vas a desear es morir!-grité, acaso, con odio, con ese mismo odio de hacía 15 años, cuando había matado a mi tío, y me había marcado mi rostro para siempre. Pero el odio me consumía porque había vuelto a fallar, había roto la promesa de otra persona que me había salvado de la muerte; Andrew Schaulder, abuelo de Eduardo.
-¿¡Qué sucede Román!? ¡¿Quedaste sin palabras?! ¡Esta es la realidad! ¡Fallaste de vuelta! Pero así es la vida… ¡¿o acaso viviste todo este tiempo para simplemente resignarte ahora?!-gritaba Carlos intensamente, bajo la lluvia que cortaba nuestros rostros. Ahora notaba la influencia de Blaine en él… en esa sonrisa que ahora gesticulaba, y en su mirada-¡¿El odio te consume?! ¡Por favor! ¡desde cuándo eres tan débil!
Pensé que había perdido la razón por la que pelear. Pero el odio me estaba consumiendo, no podía seguir así… iba a continuar, iba a destruir lo que Andrew había ansiado destruir, siguiendo el plan de Pablo e iba a matar a Blaine… lo iba a hacer sufrir una muerte infinitamente dolorosa.
-Carlos… ahora no sos más que el reflejo de Blaine… me irritás… antes de seguir, pienso borrarte del mapa, como dije. ¡Así que preparate! Eligiste los sables… como aprendiste hace 15 años… ¡bien, que sea así!-dije, sacando mi preciada Fenrir, mi katana-¡espero que hayas mejorado, sino tu muerte será instantánea!
-¡Bien! ¡Eso quería escuchar! ¡Si! ¡Veamos si seguís siendo el mejor!
El duelo comenzó. Nuestros sables colisionaban, y emitían un sonido casi sagrado. Las gotas de lluvia nos cortaban más que los metales, pero era la señal que esperábamos para decir que estábamos aún con vida, aún más que los cortes que las armas producían en nuestros cuerpos.
Nos desplazamos por todos los restos de la casa; ya en la planta baja, Carlos corrió velozmente hacia mí agitando sus sables, consiguiendo acorralarme contra la pared. Efectuó un veloz corte, que si bien conseguí evitarlo, cortó ligeramente mi rostro de manera casi ortogonal a mi cicatriz. Para repelerlo efectúe un suave movimiento que lo desestabilizó, y pude empujarlo nuevamente al centro de la habitación.
-¡Excelente, Román! ¡Veo que no estás oxidado! ¡¿Cuántos has matado con esa habilidad?!
-¡Fenrir ha estado hambrienta, y tuve que alimentarla, pero aún sigue sedienta, y pide a gritos tu sangre!
-¡Excelente, simplemente excelente! ¡Pero quiero más de tu habilidad! ¡Veamos si ambientalizando un poco mostrás más!-gritó, y bajo acción de algún botón, una explosión derribó parte de la casa, y comenzó a ardir en llamas-¡¿no te trae bonitos recuerdos?!
-¡¿Bonitos recuerdos?! ¡Estabas ahí! ¡Por tu culpa murió él! ¡Por la culpa de ustedes dos! ¡Si no hubieran agarrado el estuche…!
-¿¡Nuestra culpa!? ¿¡No fuiste tu quién desobedeció a tu tío!? ¡Por tu culpa murió!
No me importaron las palabras y me abalancé hacia Carlos. No podía contenerme; el odio, como así el fuego consumía la madera de los restos de la casa, me devoraba. Apenas sentía que movía mis brazos; eran movimientos casi automáticos. Pero eran violentos; noté que Carlos apenas podía detenerlos. Mi velocidad aumentó y también la de Fenrir; empezó a cortar notablemente a Carlos que ya tenía rasgada casi toda su ropa y su rostro cubierto de sangre. Intentó un movimiento que repelí, desequilibrándolo, y con un suave movimiento arranqué de su mano uno de sus sables. Casi desarmado continué agitando con velocidad a Fenrir, hasta que un error de él llevó a cortarse la mano con mi katana y perder el otro sable. No paré aún cuando ya estaba desarmado, y con otro suave movimiento mi katana efectuó un profundo corte sobre su abdomen que derribó a Carlos.
Casi sin fuerzas, se apoyó contra la pared, sentado en el piso. Sonreía, ahora, con la misma sonrisa como Blaine, temblando, pálido, tal vez por la pérdida de sangre. Me acerqué velozmente contra él y puse a Fenrir sobre su cuello frente a cualquier intento inútil que él tratará.
-Ah… jajajaja… jajajaja… ¡si que eres fuerte, Román!-reía, tosiendo sangre-realmente… Blaine sabe… cómo sacar lo mejor de la personas…
-No… vos lo ayudaste… mirate lo que sos… sos el reflejo de él… nada más una máquina de matar.
-Si… pero… ¿cuál es la diferencia entre nosotros dos? vos también… estás… convirtiéndote en su reflejo… poco a poco… ¿no lo ves? tus habilidades… mejoraron con el tiempo… gracias a él… y así tu personalidad evolucionó por cómo se involucró en tu vida… parte de lo que sos ahora ¡Es gracias a él!
Lo miraba con desprecio, sin hablar, pero sus palabras me molestaban, me irritaban. Me rehusaba a escucharlas.
-Se… que querés matarme, jajajaja… escuchame, Román. Sabía que no tenía chance contra ti, lo sabía… y Blaine lo sabía… pero me eligió por eso… porque tenía que morir en tus manos… era necesario… para que crecieras… también Eduardo debía morir, por el mismo fin…
-¿¡Por qué!? ¡¿Qué quiere de mi?!
-Quiere ver… qué tan lejos llegás… y esto no es lo último que te tiene preparado…-dijo riendo, y volvió a toser sangre-… Román, a Blaine no le importa la organización…o BIS… o nada… tan solo… el Fin...-repitió, tosiendo nuevamente-se que no me vas a dejar morir por mi cuenta… el odio te consume… pero antes… dejame… enviarle saludos a Nico… que está cerca… ahora si, podés matarme…-dijo, resignado. Al dejar de hablar, efectué un último corte, con el cual Carlos murió.
Dejé atrás a Carlos y corrí hacia el cuerpo de Eduardo, escondido casi por las llamas y los escombros de la casa.
-Veo que no sobreviviste… no pude. Fallé… lo lamento Eduardo…-dije, en voz alta, acaso esperando una negación, un consejo, sin respuesta. Me incliné, y tomé el tablero de ajedrez y la llave que portaba Eduardo-ahora… si que no hay salida. Vos eras el único que podía acceder a BIS y desactivarlo… solo queda destruirlo directamente. Prometo hacerlo, aún si significa ayudar a Pablo. Mi vida ya no vale nada… pocas cosas tengo que me mantienen en este mundo… solo el profundo odio a Blaine y la promesa que debo cumplir. Adiós-dije, y me retiré, sin mirar atrás. El final estaba cerca… ya no me interesaba. Pero debía mantener mi palabra, y la mantendría, hasta el final.

-Dux
-Fremitus..
-Acaso?..
-Continúen.. siempre continúen.
-Pero..
-No van a despesdiciarla, o si?
-Oportunidad!
Se retiraron..

[No puedo entenderlo, Fremitus... No, no significa nada, es imposible. Aunque.. debo admitir que este imposible es un deseo en realidad. Si alguien puede, debería de ser él.. he de ser cuidadoso.. temo que vuelva a crecer..]
-Miedo?, jajajaja.. Delicioso..
(Silencio. Uno regresa.)

-Dux, la oportunidad..
-Oportunidad?.. lo sé. Uno.. soy menos que eso, y pronto mucho menos aún.. Debo mover bien..
-... Dux?
(Silencio)
-Maldito..
-...
-Sabes una cosa?, si no fuese porque sos lo que sos, te pedriría que me mates, pero tal cosa no te corresponde según parece.. Creeme, esto va a ser interesante.. jajajaja
-...
-No la dejen ir..
-Oportunidad!
Se retiró.

[Sé que estás ahí esperando.. tómate tu tiempo, pero no te metas con el mío]

-Pero... ¿ahora?

Aviso: me pasé DEMASIADo esta vez... pero era inevitable, creo.


Pablo caminaba con un numeroso grupo de agentes, por el piso hexagonal.
-Así que fallaste, al final. Veo que no tengo esperanza, Lönnrot.
-Sacrificaste ese edificio tan solo para que me escapara con Eduardo, ¿no? no se te escapan detalles.
-Pensé que existía la posibilidad de que Eduardo sobreviviera... si me equivoco.
-...
-Aún así, no considero tu acción una traición; has estado al servicio de mi familia siempre, y nos protegiste de numerosas situaciones. No es necesario que empuñes tu katana una vez más.
-Es tarde... las llamas del purgatorio arden, y no puedo eludirlas ¿que piensas hacer ahora?
-Voy a jugar el último juego con Ariel que prometí ¿Ves ese cubo suspendido en el centro de la habitación? Esa es la jaula de Escher... donde los Schaulder diseñaron el juego maldito que pronto empezará. Dame la llave de Eduardo, que la necesitaré para abrir la puerta de este lado.
-...
-Estoy seguro de lo que hago. Tal vez, si se me está permitido morir, todo termine, y no será más nada necesario. Por favor, Lönnrot.
-Acá tenés...-dijo con voz débil Lönnrot
-Gracias... te dejo a tu cargo a mis agentes. Ahora, adios...-dijo Pablo, caminando por el puente que conectaba al ''cubo''. Insertó la extraña llave en la cerradura, y giró 3-5-2-7-7-2-5-3 veces la llave en sentido horario y antihorario respectivamente. La puerta cedió, y entró.
El interior de la estructura estaba dividio en dos partes, separadas por una pared firme, con un espejo en su zona central, que permitía observar cada lado del cubo. Uno de los lados era todo negro, mientras que el otro todo blanco. Debajo del espejo, de cada lado había un escritorio empotrado a la pared y una silla frente a cada escritorio. Sobre cada escritorio, una mitad de un tablero cuadriculado de similar al de ajedrez. Pablo, luego de mirar las paredes negras del lado del cuarto del que estaba, se sentó en la silla y comenzó a mirar fijo el espejo.
-Ja, vaya comedia; el espejo no refleja, y ahora te sentarás frente a mi, en el otro lado, ¿verdad?-decía Pablo, con una sonrisa falsa. Ariel entró por la puerta del otro lado del cubo, y luego se sentó frente a Pablo.
-¿No es bonito? Siempre quise competir conmigo mismo.
-Ja, una jaula imposible, con dos partes simétricas, que son perfectas antípodas... esto tan solo pudo ser la idea de un Schaulder.
-¡Ah! ¿Disfrutas de la jaula? Perdona, no traje nada para brindar por este encuentro. Sabes, mi bebida favorita es el jugo de los borametz...
-¿Ya ha empezado la lotería, verdad?
-Jajajajaja, ¿estás tan ansioso? vamos, Pablito, hay espectáculos mucho más increíbles... la lotería es humana, despreciable... lo único apasionante es lo caótico de ella. ¡He recorrido la tierra! ¡He bajado por las alas! ¡Caminé por el rubí! ¡He recorrido los 4000 ojos, las 4000 orejas, las 4000 narices las 4000 lenguas y los 4000 pies! ¡Vi al pez! ¡¿piensas que una miserable lotería me apasiona?! es mi trabajo, nada más-decía Ariel, moviéndose frenéticamente en la silla. En ese intanste, Pablo y Ariel quedaron fijados por numerosas trabas en el cuerpo a las sillas en las que estaban sentados. Parte de la pared se levantó, y el tablero quedó totalmente unido.
-Jajajajajajajajajajaja-rió frenéticamente Pablo-¡increíble! ¿¡Ariel, piensas desafiarme a mi!? Ahora si puedo asegurar que has perdido la cordura. Eres simplemente inferior en cualquier juego que juguemos... aún cuando la suerte lo rija.
-Jaja, Pablito, veo que sale a la luz tu inquebrantable orgullo... será mejor que empecemos. ¿Suerte? jajajajajaja... un matemático que se rige por la suerte... ¡esto será interesante! ¡que empiece la partida!
Sujetos a la silla, solo sus manos tenían algo de movimiento, lo suficiente como para tocar los casilleros del tablero.

Romalen caminaba en otro de los monótonos pisos, con su preciada P226.
-Según él… estoy cerca. No debe faltar mucho.
-¿Qué es lo que buscas, Nico?
-¡Esa voz…!-exclamó Romalen, e inmediatamente sacó su P226.
-¿Acaso te vas a defender con ‘‘eso’’…? Ja, mediocre… buscas enterrar tu pasado, y guardas con tu vida esa arma que te salvó la vida… ¿acaso disfrutas de ese dolor, esa espada que tienes hundida en tu pecho, verdad?
Romalen sintió el dolor en el pecho, pero trató de resistirlo; trató de no ceder, manteniéndose firme.
-… ella… ya está aquí… ¿verdad?-decía Romalen, con dolor en su voz.
-Por supuesto… ella sigue exactamente mis órdenes… y le indiqué que viniera. Aunque ahora está charlando con Marlowe… probablemente
-¡…!
-Jajajajajaja… ¿te molesta? eres un cobarde que simplemente no acepta la realidad.
Romalen nuevamente giró, y disparó; Blaine evitó el disparo, arrojó al piso a Romalen y le quitó su preciada arma de sus manos.
-Es una bonita arma… está bien tratada… parece que la has cuidado muy bien estos últimos 5 años…
Inmediatamente Romalen se levantó y efectuó un veloz corte con la katana que solía llevar. Blaine consiguió evitarlo, sin recibir rasguños.
-Hmm… cierto que tu y Enrirf disfrutan de esas armas. Esa estúpida obsesión que tienen.
-¿…qué buscas? ¿Por qué seguís metido en esto?-gritó Romalen, con el sable firme en sus manos.
-Nico, se te ha asignado ser un ‘‘alfil blanco’’. Este piso será tu lugar inicial; no puedes irte de aquí.
-¡¿Qué?! ¡¿Piensan jugar el juego?!-gritó Romalen, y el dolor que sentía se agudizó, haciéndolo caer de rodillas al piso.
-Enrirf será un ‘‘alfil negro’’… como así también la ‘‘Señorita Pequeña’’ alcanzó el rol de ‘‘Dama’’ para las piezas negras. Con algo de suerte, conseguirás verlos una vez más-indicó Blaine, sonriendo.
-¿…disfrutas de esto, verdad, maldito?
-Ah, me olvidaba. Marlowe me pidió un favor… que te pasara un mensaje-dijo Blaine, comenzando a caminar hacia Romalen, jugando con la P226 en sus manos. Sus ojos muertos se depositaban en los ojos de Romalen, que no podía mirarlo fijo. Frente a él, Romalen trató de defenderse, pero Blaine evitó el ataque y disparó al rostro de Romalen. La bala recorrió casi ortogonalmente el rostro de Romalen, cortando todo a su paso, particularmente el ojo derecho.
-¡AHHHHHHHH!-gritó Romalen, mientras su ojo derecho no dejaba de sangrar.
-… me pidió que te mostrara ‘‘lo tanto que te apreciaba’’-dijo Blaine, que no dejaba de sonreír-ah, perdón… creo que te será un poco más complicado ahora usar tu preciada P226 o tu katana, con un ojo menos-volvió a decir, arrojando la P226 a los pies de Romalen-tal vez, hubiese sido mejor retorcer tu hígado, hasta que lloraras de dolor… pero me parece esto un mejor coup de grâce -terminó de decir, y comenzó a alejarse.
-¿…por qué? ¿¡Por qué nunca terminás de matarnos!?-gritó Romalen, sosteniendo su mano fija al ojo derecho.
-¿dónde está lo divertido? los humanos son seres frágiles… tan solo basta apretarles un poco el cuello, hasta que su aliento desaparezca, y dejen de respirar. Pero resulta más divertido… verlos sufrir. Tan solo busco que las personas sufran física y mentalmente al máximo… ese sufrimiento, los conduce a la locura… y esa locura… no los deja morir… y así, viven hasta el final de sus vidas un infierno peor que Helheim… y como no soportan la soledad, siguen el camino… causando sufrimiento de la misma manera. 51… Ariel… Pablo… la Señorita Pequeña… ahora tu y Enrirf… esa es mi forma de sacarlos ‘‘afuera’’. Pero no te preocupes… esa ‘‘marca’’ que dejo en cada cuerpo y mente de mis víctimas… no es otra cosa que una ‘‘marca de muerte’’… jajajajajajajaja… es la cantidad de días que tiene la víctima… hasta su muerte… hasta que le ponga fin a su vida. Tu contador empezó hace rato… hace 5 años… pero ahora lo adelanté… disfruta de las horas que te quedan de vida, Nico… y del juego de Ariel y Pablo
-esta marca… ¡es el contador de las horas que a ti te quedan de vida! ¡Te voy a matar, Blaine! ¡Vas a morir, recordalo!
-¿Morir?-dijo Blaine, que se alejaba, y comenzó a reírse, una risa que retorcía cada uno de los nervios de Romalen-la muerte se me ha prohibido, Nico. Es un camino que tengo prohibido… que yo mismo enterré en mi pasado… hace unos cuantos años… pero está bien… te esperaré… tal vez, puedas demostrar que existe la ‘‘muerte absoluta’’… aunque lo dudo. Recuerda no moverte de este piso… ahora, retirémonos Fenrir-repitió al aire y se alejó hasta desaparecer.

-Bla bla bla bla.. lindo parloteo bla bla Blaine..
(Blaine se detiene)
-El pobre señorcito de los ojos muertitos marca a las personitas con su sellito mortal.. aaahhhh, no es encantador?
-(Blaine apreta su puño)
-Yo y mi sellito de la muerte con el que marco a mis víctimas.. bla bla Blaine
-Ya veo, dijo Blaine mientras reía sutilmente.
-Ni que lo digas, jajajajaj
-Aquel día, en el parque, había imaginado esto.. mis ojos tuvieron vida alguna vez, sabés?, no fue siempre así.. es interesante lo retorcido de cada persona, uno no termina de conocer a los demás, nunca lo hace.. mi vista ha sido muy particular en algún momento, y se mantiene bastante bien, al menos un poco.. era una vista filosa, sin duda, y como portador de ella tuve el descuido de cortarme.. curiosidad, vaya, sí que la tenía.. yo solo.. quería ver un poco más, y bueno, este es el precio que pagué por eso.. tú también quieres ver, lo sé, y me pregunto aún si lo has hecho..
-Ver?, ver... por qué no me dices qué has visto tú?
-No quieres saberlo..
-No puedo no hacerlo.. yo te he visto cuando me mirabas..
(Blaine giró su cuello, ajustó su puño, sonreía)
-Vamos, deja de jugar Ariel.. o debo decir..
-Oh.. por favor, tranquilo. Hoy no es el día. Sin embargo, debo reconocer que eres bueno. Me pregunto si has mirado lo suficiente.. un humano podría verlo todo si quisiese, pero siempre terminan creyendo que es hora de morir, por qué le ponen un final a sus vidas?, eh?, podrían vivir cuanto quisiesen.. pero no, muchos eligen morir.. sé que tú dudas a veces, y es que aún sigues siendo uno de ellos, no crees?, bla bla Blaine..
-Maldito..
-Eres parecido a él, te hubiese usado a tí pero tus ojos eran filosos.. y miraste por el lado de la navaja..
-Jajajaja, ya veo..
-Ni que lo digas..

-Es una lástima que no estés mirando para el lado correcto.

De repente Blaine tenía su cabeza en sus manos y lo obligó a mirar en una dirección extraña. Ariel podía ver al hombre de barba y pelo largo. Recordaba haberlo visto an557es. Blaine lo soltó, se alejó. Un punto, pequeño, se acercaba desde esa dirección y Ariel no supo moverse de forma de esquivarlo.

Es largo, aviso. Y duro...(creo. Al menos para Exequiel... va, todo conjeturas...)

-Exequiel.

Desde el anaquel en el que me hallaba escondido, sentía temblar todo el piso. El temblor ayudó a que tropezara, cayendo de espalda. Con algo de dolor en la cabeza, me levanté y pude observar que los pisos superiores e inferiores se estaban acomodando. Todo temblaba tan intensamente, que me costaba mantenerme de pie.
-¿Cuesta tener los pies firmes, Exe?
Traté de girar, y caí de nuevo. Desde el piso pude ver un hombre que me resultaba familiar, mirando un libro.
-Marlowe... ¿qué se supone que haces aquí?
-Estaba leyendo... aunque también podría preguntar lo mismo de ti.
-...conjeturas... y terminé aquí-dije, y me puse de pie, una vez cesado los temblores. Al mirar con detenimiento, noté que los pisos estaban a alturas parecidas, ahora, colocados de manera adyacente entre si, sin ningún tipo de conexión entre cada uno.
-¿Te gusta la nueva forma del Infinito?
-Esto... es el tablero de ajedrez descrito numerosas veces...
-Así es... Andrew Schaulder alguna vez dijo ''el Infinito tiene 3 fases... la primera no es más que el límite humano... la necesidad de un orden natural... la Biblioteca. La segunda fase es la extensión de tal orden... los números reales agregan ese caos necesario... los hombres sucumbirán ante este nuevo caos... este es el Tablero. Finalmente... aquellos que lo superen, llegarán a la última fase... donde el caos, es El Orden... el divino orden... este es, al final, el Universo...''
Las palabras de Marlowe me llamaron mucho la atención... este lugar, ¿cuál era su fin? era demasiado incluso para albergar un estúpido algoritmo que generara números primos.
-El Final... que tanto describe Ariel... entonces se refiere a esa última fase... ''El Universo''... no, no me termina de cerrar ninguna idea.
-Bueno... no importa. Yo voy a estar en esta ubicación por un rato, hasta que se enlace adecuadamente. Soy un intruso en este juego... así que es la única manera. Esto es como un juego de ajedrez normal... solo que no hay captura de piezas... sino que muerte a las piezas... y no lo decide la posición, sino la fortaleza de cada pieza. Vos sos una, aunque no lo creas... ''un caballo''. Y nosotros tenemos que movernos al piso que se nos asigna... siguiendo las escaleras que quedan determinadas.
-¿Eh? ¿Qué se supone que puedo hacer yo?
-No se... Ariel está loco... igual que Pablo... bueno, empieza el juego... preparate.
...
Habían pasado alrededor de unos 40 minutos, y pocos encuentros tuvimos con piezas enemigas. Por suerte, Marlowe sabía defenderse, con lo que pude sobrevivir hasta este punto del partido. Tenía esta arma, pero no tenía idea de cómo usarla... irónico.
-Bueno... acá parto, Exe. Tengo cosas que terminar... ''el hombre de barba'' ya está aquí... tengo una charla pendiente con él-dijo, mientras se acercaba a uno de los límites del piso en el que estábamos.
-¿Qué? ¿''Qué hombre de barba''? ¿de qúé estás hablando? eh... ¿qué estás haciendo? ¿¡ehh!?
Sin escuchar mis preguntas, Marlowe saltó del piso, hacia una pequeña plataforma hexagonal, ligeramente distinta que todos los piso que recorrimos, que comenzó a ascender.
-Siempre actúa igual... nunca termina de responder mis preguntas... ¿por qué lo habré contratado...? hmm... dudo que en un principio se haya involucrado por meros fines económicos. Bueno, ahora no me importa.
-A-ayuda... por favor...-dijo una voz débil, de algún lugar del piso. Me puse alerta, y tomé el revólver. Tratando de creer que sabía manejarlo, me puse a caminar de manera exageradamente ridícula, apuntando en cualquier dirección, hasta llegar al lugar donde parecía originarse la voz. Me metí en el espacio entre los dos anaqueles, y pude ver a un hombre pálido y delgado, tirado sobre unos libros.
-¡Mantenga las manos arriba!-grité, acaso, sin pensar mucho...
-No... por favor... no hice nada... solo... ayuda...-decía el hombre.
-P-perdón... digo cualquier cosa bajo nervios-dije, y me acerqué al hombre. La palidez era exagerada, al punto de parecer un cadaver vivo. Tenía su ropa ensangrentada, y un libro en la mano-¿qué le sucedió...?
-Si hay personas aquí... y ahora estos cambios... tan solo... puede significar...
-No hable... está muy mal... ¿cuánto lleva en este estado?
-No... lo pude... detener... lo siento... por favor, detenlo. Toma... este libro...-dijo, y me alcanzó el libro que tenía en sus manos. Era un pequeño libro, que podía tenerse con tan solo una mano. Un libro de encuadernación blanca, sin ningún título en la tapa-él... está loco... está... es demasiado...
-Él... ¿quién?-pregunté, acaso sin poderme resistir, olvidando la condición del hombre.
-Pablo... Ariel... Schaulder... ese es mi nombre... nosotros... tan solo existimos porque él quizo que existieramos...
-¿Pablo Ariel Schaulder...?-dije, fingiendo la sorpresa. Pablo Ariel Schaulder... demasiada casualidad... luego, miré fijo, y noté que efectivamente, él era muy parecido a Pablo, salvo por la palidez y delgadez producida.
-Un momento... ¿Pablo? ¿Eres Pablo...?
-¿...? no... no me digas... Exequiel... ¿por qué...?
-¡Pero... esto es imposible! ¡Te vi entrar a ese cubo! ¡Te vi...!-grité intensamente.
-¿Qué...? No... no es posible... he estado aquí... durante 1 año...
-¿¡QUÉ!? ¡Pero si...! ¡Si estabas en la facu...! ¡Nos capturaste...!-parecía demasiado ridículo a esta altura ya todo. Cada palabra que escuchaba me parecía extraña... ya ni estaba escuchando, debido a una sensación de miedo... o interés... algo raro... mezclado.
-¿Conoces de la Organización...?-dijo, y toció sangre.
-Basta, no hables... no... no entiendo... no entiendo... entonces... ¡¿quién es el Pablo que entró al cubo, y estuvo todo este año en la facultad?!...
-No... él... él...
Hubo un disparo. Pablo escupió sangre, y la sangre del impacto cayo sobre mi. Ahora estaba muerto... pero el disparo había provenido detrás de mi... no quería girar... tenía el revólver en mi mano, podía disparar... me di la vuelta, y vi a Pablo, al Pablo que había entrado al cubo, nos había capturado, y había traicionado a sus seguidores. Me tomó del cuello, y comenzó a apretar, a asfixiarme.
-Es bellísimo... ¿no lo crees, Exequiel...? cada vez que aumento la presión sobre tu cuello, respiras menos... tu aliento desaparece... la vida se apaga...
-Ughhh... ughh...-apenas podía respirar... y sujetar con mi mano izquierda el libro ahora tenía... no veía mucho... pero veía, con poca claridad, en el rostro de Pablo, una sonrisa maldita y oscura, y su mirada fija sobre mis ojos...
-¿Por qué no me miras a la cara...? ¿o no lo soportas...? ¿o ya no vives...? ¡vamos, responde de alguna manera! oh... la triste fragilidad de la naturaleza humana...
...
Pablo se acercó al límite del piso. Miró hacia abajo... no distinguió un principio a esa oscuridad, y levantando más alto el cuerpo de Exequiel, lo soltó, mirando cómo se precipitaba en el vacío junto al libro que sostenía aún en su mano izquierda.

Exequiel abrió los ojos sobresaltado. Era casi el medio día y le había quedado un mal sabor en la boca. Siguió acostado un rato, pero no podía evitar sentir cada tanto que empezaba a caer otra vez, y por un segundo sus reflejos lo obligaban a suejtarse a su cama.

Decidió levantarse. El mal sabor de boca no se fue del todo cuando terminó de enjuagarse la boca, se frotó los ojos y se miró al espejo. Pelo largo, bigote, barba. Parecía mayor de lo que era, y ni por un segundo le apreció extraño o incoherente estar afuera, quizás ni siquiera era conciente de ello. Cerró con fuerza las canillas y salió, tratando de olvidar lo que había soñado. No habló con nadie hasta entrada la noche.

-Exequiel???

Era de noche, no entendía lo que sucedía. Estaba viajando en un colectivo de una línea que no conocía. Miré los asientos, y noté que era el único que viajaba a esta hora. Olvidando el exterior o alrededores, tomé el libro que llevaba en mi mano izquierda, y comencé a leerlo. Entendía las palabras, pero no reconocía el idioma.
Casi de costumbre, miré mi muñeca, para ver la hora pero había olvidado el reloj... seguí leyendo. Unos instantes después, el colectivo paró. ''Aquí termina el recorrido'', dijo el chofer. Bajé. Caminé un par de cuadras más, hasta llegar a un enorme edificio. El cielo estaba, sin embargo, despejado, mostrando una bella luna. Nada más me llamó la atención. Entré al edificio.
-Disculpe, ¿necesita algo?
-... busco refugio de la lluvia-dije. Estaba esperando que me dijera algo
-ah, usted es la persona que esperaba el Señor. Bueno, siéntese ahi y espere.
Me senté, y volví a leer el libro que llevaba. Algo estaba a punto de suceder...
Esperé unos 15 minutos. Del ascensor bajó una persona que me resultó familiar, sin embargo no pude reconocerla. Se dirigió a la puerta, y antes de salir, me miró fijo. Luego salió por la puerta.
-¿Lo conoce al señor Enrirf? Tuvo que hacer una visita urgente.
-No... creo que no...-dije, de nuevo mintiendo. ¿Enrirf? Si... podía ser... pero no era el Enrirf que conocía...
-Su turno. Por favor, suba. Tiene que subir al piso número .
Me levanté, y me dirigí al ascensor. El ascensor tenía en la botonera números hasta el 19... opté presionar este último botón, conjeturando que recorrer un piso a pie sería fácil. Cuando llegó al piso, la puerta del ascensor se abrió, y salí. Estaba en un cuarto pequeño, sin muebles, con 3 puertas, con las marcas I, II y III respectivamente. Olvidé el ascensor, y eligí la puerta II. Detrás de esta puerta, había otro cuarto exactamente igual, con 3 puertas, con las mismas marcas, y en la misma posición. Giré, y la puerta por la que había entrado había desaparecido. Giré nuevamente y decidí abrir la que tenía el III, y entrar. Y así, volví a otro cuarto idéntico, sin la puerta por la que había entrado al nuevo cuarto. Repetí este proceso varias veces sin pensar. Parecía divertido.
Finalmente, pasé a un nuevo cuarto, que tenía un ascensor. Traté de recordar la cantidad de puertas por las que tuve que pasar, pero no pude. Entré al ascensor, y vi que solo tenía el botón del piso 20. Lo presioné, y esperé a que se detuviera, nuevamente leyendo el libro que tenía. El ascensor bajaba en vez de subir, y no pude evitar reír.
Las puertas se abrieron. Entré, y miré el nuevo cuarto. Tenía un balcón, y una mesa en el centro, con dos sillas. Debajo de la mesa, había un estuche muy bien cuidado. Una de las sillas era roja, que miraba hacia el balcón. Parecía haber alguien sentado,
de espaldas. Avancé, y quedé inmóvil unos segundos.
-Exequiel, siéntate. Para eso estás aquí, para hablar, ¿no?-dijo una voz proveniente del sillón rojo.
-...si-dije, de nuevo, sin pensarlo, y me senté-este lugar... ¿qué es?
-¿una copa? hay tienes para servirte, si gustas
-No bebo alcohol.
-La botella tiene agua. Servite tranquilo. Solo para que te saques el mal gusto de la boca.
-...de acuerdo-dije. Serví un poco de agua, y bebí. ´Conseguí cambiar un poco el sabor en mi boca
-Bien... entonces... es hora que charlemos. ¿Disfrutas de estar ''afuera''?
-...aún no lo termino de entender...
-Tranquilo... nadie lo entiende totalmente.
El sillón rojo se giró, y vi a quién me hablaba. Era como si por primera vez escuchara a un ser humano hablar. Creí saber qué diría Él ahora, pero preferí esperar.
-No me presenté, disculpas-dijo, y extendió la mano-mi nombre es Victor Blaine. Tal vez te llame la atención, dado que un impostor me ha estado difamando... pero la infamia es cosa de humanos, so let it be.
Sin palabras, permanecí en silencio.

Blaine se acomodó en el sillón rojo, y bebió de su copa.
-Veo que sigues preocupado por eso.
Dejé el libro en la mesa, y esperé a que él siguiera hablando.
-Sabes, Schaulder me está molestando. Está complicando las cosas más de lo necesario.
-¿Schaulder? ¿no se refiere a Ariel?
-Ariel murió de un tiro en la cabeza hace un tiempo. Schaulder tomó todas las medidas necesarias.
Blaine tomó el libro que había dejado en la mesa, y comenzó a mirar algunas hojas.
-Un libro está escrito en infinitos idiomas, cada idioma correspondiente a cada interpretación. Cada palabra, tiene el significado que uno quiere que tenga.
-¿Cómo estoy seguro de entender lo que usted quiere decir?
-Escuchas lo que quieres escuchar. Así deben ser las cosas. Pero ese hombre no lo acepta; quiere que todos vean a través de sus ojos, y lean su interpretación.
Permanecí en silencio durante un minuto, pensando.
-¿ya está?
-si. Creo que ahora si-respondí
-Bien-dijo, sonriendo.
Blaine dejó el libro en la mesa, y abrió el estuche rojo. Sacó un revólver plateado, y lo puso sobre la mesa.
-Esta será mi pequeña contribución. Dásela a Marlowe, que sabrá qué hacer.
Bebí otro poco de agua, y el mal sabor casi desapareció. Luego tomé el libro y el revólver plateado.
-Bien ¿pero cómo vuelvo al sueño?
-Simplemente volviendo al sueño.
Terminé de beber lo que quedaba de agua en la copa, extendí mi mano para saludar a Blaine, y me levanté. Blaine sonreía. Cuando giré, vi a una chica entrar al cuarto por las escaleras. Era de poca estatura, y delicada. Se acercó a Blaine y algo comenzó a decirle.
Evitando escuchar la conversación, me retiré, está vez eligiendo las escaleras ¿qué tan largos podían ser los 20 pisos?

Viernes..
Pensaba anotar la fecha pero a decir verdad considero que eso ya no tiene importancia. Espero que el lector no mal interprete, hay cosas en la historia que no deberíamos saber cuando ocurrieron. Incluso, hay personajes en la historia que quizás no deberíamos conocer. Censura?, no.. quizás no estamos listos, al menos no lo estuvimos. La maduración es esa cosa de la que todos nos hablan, eso que sin saber bien qué es, nos hace creer que el alcanzarla nos hará las cosas más fáciles, más claras. Llegan a mi cabeza en primer lugar muchas cosas de mi infancia, quizás nunca había reparado en ello. Anhelo mucho esos momentos..
Debemos ser serios, no tuvimos tiempo, apenas lo tengo ahora, y quien sabe si lo tendré después. Respirar es lo que más disfruto en este momento. Pestañear y sentirme vivo me hace sonreir. Es algo tan frágil, la vida es tan delicada..
Quisiera compartir un poco de lo que vieron mis ojos, y no es que yo haya visto mucho..
"Existe un punto intermedio en algún lugar,
algo que simula luz, mientras propaga obscuridad
Me atrevo a decir que yo estuve en la frontera,
he visto las cosas tanto por dentro como por fuera"
Es poco lo que puedo decir hoy, pero hace tanto que no escribo que me pareció un al menos bonito.
En aquel momento nadie sabía nada en realidad, solo había conjeturas y bla bla bla.. Blai..
Acaso el lector le teme a la muerte?, déjeme decirle que yo he estado ahí muchas veces, y no es como lo cuentan.. así que no me gastaré en hacerlo ahora. Sin embargo, me gustaría recomendarle que no mate a nadie, y que dude de aquellos que mueran, porque la mejor posición que puedes darle a una pieza es la de considerarla muerta.
Me sorprendo mientras escribo, pienso en cuanto tiempo llevo en esto, escribiendo, volcando tinta al papel. Has tomado varias formas, lo sabes bien, has estado aquí y allá, pero nunca cambias.. no eres como yo.
Espero tener oportunidad de seguir.. Oportunidad.. a veces una basta para desperdiciarla.. manipularás.
Sé que ellos no leerán, pero confío en el lector, confío en que esto servirá, quizás, a alguien más.
Ismael.

Abrí los ojos. Estaba acostado en el piso, un poco dolorido. Tenía aún en mi mano izquierda el libro que Pablo me había dado. Me sentía extraño.
-Sobreviviste a la caída… sos difícil de matar.
Me levanté, y miré el alrededor. Estaba de nuevo en la Biblioteca. Pude ver dos hombres, uno yacía en el piso, inmóvil, y el otro estaba parado. Sus ropas estaban desgarradas, y poseían numerosos cortes en todo el cuerpo.
-Enrirf…
-No te preocupes. Ya no me queda nada. No tengo por qué atacarte.
Enrirf parecía renguear cuando caminaba y tener dificultad en mantenerse parado.
-He vivido todo este tiempo… he vivido una mentira. Una mentira que me gustó creer. Aquel que destruyó todo lo que me quedaba… era aquel que creí que me había salvado. Ni siquiera obtuve placer al matar a Romalen. Esperaba morir aquí… pero sobreviví. Ahora no tengo nombre…
-¿Qué sucedió? ¿Quién ganó el partido?
-tablas… ninguno ganó.
-las monedas… ¿todavía siguen separadas?
-¿Por qué estás preguntas?
-¡No queda mucho tiempo! ¡¿Dónde están las monedas?!
-…Pablo las tiene… ¿por qué?
Ahora entendía. Él había esperado a que encontrara a Pablo, tan solo por mera diversión. Era la única moneda que él no sabía dónde estaba concretamente. Abrí el libro en la hoja que estaba marcada con un separador, que resultó ser el DNI de Pablo. Había escrito un texto a mano:
‘‘Ariel ya murió, pero consiguió separar las 6 monedas. Mi padre consiguió alejar a Eduardo de todo esto, pero Él ya debió haber terminado con su vida, al igual que con la vida de mi madre. Por suerte Lönnrot cuidará de Eduardo… lamento que él esté metido en esto. Mi vida es, probablemente, la que sigue. Guardo la última moneda, la de platino, y este mensaje:
‘‘Acto I: la venganza motiva la pasión’’ (1487)
‘‘Acto II: la pasión alimenta la venganza’’ (2969)
‘‘Acto III: la obsesión intensifica la locura’’ (6299)
‘‘Acto IV: la locura consume la obsesión’’ (4817)
‘‘Acto V: la confianza revive el orgullo’’ (8147)
‘‘Acto VI: el orgullo condena la confianza’’ (9629)
‘‘Acto Final: el tigre es todos los tigres como todos los tigres son el tigre’’
Es lo que pude extraer, luego de toda la investigación. Espero que aquel que lea el mensaje, encuentre una manera de terminar con este mal sueño. ’’
Cerré el libro, y no pude evitar sonreír.
-Hay un cuarto más… ¿verdad? donde debe hallarse Pablo ahora… ¿cómo llego?-le pregunté a Enrirf.
-¿Para qué querés saber eso?... va, ya no pierdo nada.
Enrirf señaló con su mano derecha unas escaleras. No dudé en correr en esa dirección lo más rápido que podía.
…
Luego de unos minutos, después de que Exequiel se fuera, Enrirf cayó al piso.
-¿Por qué no me aceptas, muerte? ¡¿Qué te cuesta?! Ya no puedo perder más nada…
Levantó su cabeza, y vio el libro que Exequiel estaba leyendo. Se levantó, sintiendo malestar en sus huesos, y se acercó a levantarlo. Abrió en la hoja que tenía el separador, el DNI de Pablo. Enrirf largó una carcajada.

Cuando Diakkari se apoyó sobre una de las paredes, sintió temblar el piso. Luego del temblor de unos pocos segundos, pudo observar que una pared no estaba.
-¿un compartimiento secreto?
Se acercó y vio el pasaje. Era un pasillo de unos pocos metros. Observó un hombre que se hallaba apoyado en la pared, sentado, y parecía estar inconsciente.
-Creo conocerlo, pero ahora no recuerdo-dijo, y levantó la cabeza -Parece que el pasillo sigue…
Diakkari llegó hasta el final del pasillo, y encontró otro cuerpo más. Parecía no respirar, pero estaba oscuro y no podía verse bien. Usó un encendedor, y volvió a mirar.
-…no… no…-comenzó a decir Diakkari, temblando.
El cuerpo estaba algo deteriorado, pero aún era reconocible. Parecía muerto de un tiro en la cabeza.
-… no… no tenía que terminar así… ¡no! Es imposible… cómo… ¡si estuve aquí todo el tiempo…!
Hubo un ruido, como de pisada. Diakkari giró lentamente, y caminó pegada a la pared. Un hombre alto, canoso, con barba, de ojos muertos, estaba caminando en el cuarto hexagonal. Diakkari miraba detenidamente; el extraño parecía estar colocando algo en las ranuras circulares del piso.
-...así que finalmente llegó el momento... aléjate de esto... se pondrá todo un tanto... movido.
Diakkari se dio la vuelta, y pudo ver que el hombre que antes se hallaba inconsciente, ahora estaba parado. Estuvo por dispararle, pero prefirió esperar los eventos que se sucederían.
-....mejor así...-dijo el hombre, y comenzó a caminar en dirección a la salida del pasaje.
-¿...? ¿quién anda ahi? ah...-decía, mientras reía el hombre con barba- es increíble, aún vives... verdaderamente oportuno-terminó de decir.
-...es el final, Schaulder. No hay salida ahora.
-...el final... si, es lo que todo el tiempo estuve buscando. Pero Philips, ya es tarde. He colocado las 6 monedas... el infinito está completo. No hay nada que pueda detenerme ahora.
El cuarto comenzó a temblar. Un sector circular del piso hexagonal, que contenía el dibujo del reloj, comenzó a girar veolzmente y ascender. Los dos hombres se mantenían de pie con enorme dificultad.
-... esto solo complica las cosas, Schaulder...
-¿qué sentido tiene un final trivial? ¿ves el techo? ¿puedes ver la puerta que hay en el techo? esa es la puerta que conducirá al 231... ¡ahi está el final!
El techo se separó en dos partes, permitiendo la salida de la plataforma.

El piso giraba a una gran velocidad, y ahora las agujas que parecían antes dibujadas recorrían todas las horas del día. El cielo estaba nublado, llovía intensamente, y una neblina cubría el escenario.
-Aquí termina todo, Philpis. Eres el 231... mi salida hacia afuera. Eres la última víctima.
-Así que así morían todos... hmm... linda ambientación, me agrada. Lo lamento, no voy a seguir con tu plan-dijo, y sacó un revólver.
-¿Piensas matarme con eso?-dijo Schaulder, mirándolo fijo, y sonriendo-¿olvidas que no puedo morir?
Philips disparó. El tiro no tocó a Schaulder; pareció desviarse su trayectoria cuando se acercó a él.
-...ahora veo por qué Nico o Román no pudieron matarte.
Schaulder comenzó a caminar lentamente en dirección a Philips. Volvió a disparar, pero el tiro vólvió a desviarse.
-¿vas a seguir intentando? es inútil...
Philips sacó un cuchillo, y corrió hacia Schaulder. Cada corte que efectuaba era evadido sin dificultad. Rápidamente efectuó otro disparo, apuntando a unos 20 centímetros, pero la bala quedó trabada en el revólver. Schaulder tomó el cuello de Philips, y lo elevó en el aire.
-Ah... el aliento del que va a morir... ¿sientes tus últimos latidos? no hay salida ahora, Philips. Nunca la hubo. Blaine lo sabía.
-sigues... hablando mucho... ughh...
-apretaré poco a poco... morirás lentamente ¿empiezas a dejar de ver? no te preocupes... saldrás afuera... pero no exactamente como querías...
Schaulder aumentó la presión sobre el cuello de Philips, que respiraba con dificultad.
-Una oportunidad... nunca la hubo. Nunca la tuviste, Philips.
Con un veloz movimiento, Philips consiguió liberarse de las manos de Schaulder. Se repuso, e inmediatamente se alejó. El giro del piso, junto al intento de asfixia, lo mareaban, apenas podiéndose mantener de pie.
-Ah... ah... por este camino... no veo la solución...
-No la hay, Philips... estás condenado a morir aquí.
La niebla era espesa, y con el mareo, ahora apenas podía ver a Schaulder. Pero sintió un ruido cerca de él. Miró al piso, y notó un sable. Lo tomó, y comenzó a observarlo.
-Ese sable... esa katana... es imposible. ¡Lo destruí...!
Philips se puso firme, y comenzó a reírse.
-Ya veo... tardé en entender tus anagramas estúpidos...-decía Philips, empuñando la katana.
-Igual es inútil... Lönnrot trató de matarme con ella, y no pudo. No harás la diferencia.
Philips intentó atacarlo con el salbe, pero los intentos fueron inútiles; cayó de rodillas al piso. El reloj estaba por marcar de nuevo las 11:05.
-Ahora si es el final, ¿no lo ves?-dijo Schaulder, tomando la katana de las manos débiles de Philips-nunca hubo una oportunidad-Schaulder ahora empuñaba la katana, preparado para atacar-''donde termina el camino, empieza el final... 231'' ¡Este es ese punto! ¡El Universo comienza ahora! ¡Este es tu verdadero fin, Marlowe Philips, morir aquí!
Marlowe Philips cerró los ojos, y aceptó el final que le deparaba...